“Londres” de Edward Rutherfurd
Londres
no es sólo la capital de Gran Bretaña, es Gran Bretaña. Se trata de una ciudad
poblada constantemente por inmigrantes y/o personas vanguardistas, aventureras, definida por el
caprichoso y lento lecho del Támesis.
La
novela es densa porque cuenta decenas de historias, dentro de cuatro, cinco
clanes familiares, cuyos hijos, nietos y tataranietos, tan semejantes a sus
ancestros en apariencia y espíritu, pelean una y otra vez por sobrevivir, por
regirse, por evolucionar en esta urbe de dos mil años de antigüedad.
Difícil saber
qué relato es más delicioso en la continua y asombrosa sucesión de episodios históricos en los
que se ven involucrados los Barnikel, losBull, los Ducket, los Doggie, los
Meredith, los Penny: descendientes directos de vikingos unos, otros de normandos,
otros de holandeses, todos de latinos, druidas y celtas.
Londres es la
puerta de la isla más grande del Atlántico norte, a la que han conquistado
marinos, guerreros y comerciantes de todas las costas vecinas. Es la ciudad
que, a su vez, ha colonizado con sus propios hijos Norte América, la misma India , Australia y distintos países del centro y sur de África.
Los
londinenses han exportado al mundo su
manera de regir una ciudad, su teatro, su democracia, su amor por la navegación, su ansia de
libertad. Inventaron el parlamentarismo, el municipalismo consensuado, la
monarquía religiosa, el maquinismo, el amor por los nuevos inventos, el
sufragio femenino... La fascinación que ejercen hoy y siempre se basa en una
historia cuajada de órdagos lanzados y conseguidos por estos adorables
protagonistas.
La novela se
inicia con un prefacio científico, que sitúa a esta urbe inglesa en el globo
terráqueo a lo largo de las eras geológicas. Comienza la sucesión de capítulos,
que a veces son varios en un solo siglo,
y se tratan veinte, con la vida de los druidas, sigue con la invasión de Julio
César en el siglo I, continúa con Londinium en el año 251 y la dominación romana, sigue con las
invasiones bárbaras del 604, prosigue con sucesivas invasiones en 1066, en
1078, 1081, 1087 y 1097. Se adentra en un ansia parlamentaria en lucha contra la
corona en 1170, en 1189, 1190, 1191 y
1224. Se detiene a encajar en hechos
históricos clave la vida cotidiana de deliciosos personajes que sufren las
miserias del amor, la guerra, la traición, la miseria. Viene a contarnos que el
paso de los siglos por supuesto que aporta derechos civiles y sociales, pero no
significa una mejora moral, porque la integridad ya existía en el confín de los
tiempos.
La sumisión de
la mujer se perfila como una constante en todas los relatos, así como su coraje
para vivir en un mundo injusto que la constriñe y niega. También se evidencia
una dependencia clara del individuo
respecto de su ciudad, su gobierno, su vecindad, su normativa. Incluso los
rebeldes tienen claro que uno no puede saltarse las normas, las costumbres, las
obligaciones sociales. Los londinenses se sienten súbditos de sus reyes y
reinas, ejemplares de lo más variopinto además, como la propia sociedad,
espectadores de sus obras de teatro, navegantes por su maravilloso río, y en
cualquier caso, hijos de sus respectivos apellidos, a los que deben absoluta fidelidad.
Infinidad de
marcos configuran las reseñas de años y siglos: historias en burdeles, en
conventos, en cervecerías, en la
Corte , en la
Torre , en los tribunales, en los distintos oficios, en el
Puente, en el observatorio de Greenwich… Los toponímicos de pueblos y aldeas
son los nombres de las calles y
estaciones de metro a actuales, también las denominaciones de iglesias, muchas,
la mayoría, ya derruidas o derribadas.
El autor nos
sitúa en 1295, 1357, 1361, 1376, 1378, 1386, 1422, 1533, siglos de sangre,
aplicación sistemática de pena capital, de conmoción política. La religión
oficial pasa de católica a protestante y viceversa, y la corona sigue el mismo
baile.
Entramos en
1534, 1535, 1538, en el entorno de Shakespeare, en 1597, 1598, 1599, 1603, 1611, 1613, 1615, 1620,
1642, 1649, 1652, 1660, y desde luego en 1666, con el pavoroso incendio de
Londres. Así pues, hay siglos en que la novela se explaya en todos y cada uno
de sus años. Uno de ellos es el XIV y otro el XVII. Salen a escena entonces la
catedral de Saint Paul y las casas del Parlamento. Después 1679, 1685, 1688, 1708, los primeros lords con sus ruinosos patrimonios la mayoría de las veces, sus
falsas apariencias, la conquista de América, el triunfo del puritanismo, de la
religión austera como norma de vida y la implacable peste, mordiendo,
aniquilando a los habitantes.
Luego llega
1750, con el comercio de la ginebra y el tabaco en el puerto. Los seguros, la
ingeniería naval, los duelos con sable y la revolución industrial del siglo XIX.
Siguen la niebla implacable, la humedad, el humo, las fábricas, las miseria,
las horas de trabajo interminables, la insalubridad de la urbe, las aguas
tenebrosas del río.
Nos adentramos
en 1822, con el auge de los préstamos y el nacimiento de la banca. El Támesis
ya está fatalmente contaminado y las casuchas de la urbe alojan a un proletariado olvidado a su
suerte. Llegamos a 1851 y a la construcción del Crystal Palace para la Exposición Universal , al comercio con Las Indias en nuevos
buques de enormes fletes y seguros. Como
el Cutty Sark en 1899.
Lentamente
abordamos el último siglo de la novela. Cien años feroces. La lucha de las
sufragistas se plasma con rigor, como otra lucha atribuida con toda justicia a
la capital británica desde 1908, hasta la conquista del voto para la mujer en
1917 en Inglaterra como primer país del mundo que otorga semejante derecho. Entramos
en la Primera guerra mundial, en
la crisis del 29 y en la tremenda y sangrienta segunda guerra, donde el dibujo
emblemático es la población civil de Londres bombardeada y escondida en
improvisados refugios. Llegamos a 1910, donde aún persisten las señoras y las
criadas al estilo antiguo a 1911,
a 1940 con las casas destrozadas por las bombas, ardiendo
entera la ciudad.
Y por fin el
relato llega a 1997 en una excavación arqueológica, donde quieren aparecer
ruinas y tesoros del Londres romano.
Editorial: Roca
de los Libros
Número de páginas:1182
ISBN: 9788492429462
Tipo de novela: histórica
Año de publicación:1997
Traductora :Camilla Battlles
Autor:Edward Rutherfurd (Salisbury, Reino Unido, 1948)
Resumen de la biografía del autor:
Es historiador,escritor de éxito.Actualmente vive en Dublín
Web del autor:www.edwardrutherford.com
Otras obras del autor:
"Nueva York" de 2011
"París"de 2013
Número de páginas:1182
ISBN: 9788492429462
Tipo de novela: histórica
Año de publicación:1997
Traductora :Camilla Battlles
Autor:Edward Rutherfurd (Salisbury, Reino Unido, 1948)
Resumen de la biografía del autor:
Es historiador,escritor de éxito.Actualmente vive en Dublín
Web del autor:www.edwardrutherford.com
Otras obras del autor:
"Nueva York" de 2011
"París"de 2013
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