“El tren pasa primero” de Elena Poniatowska


Novela que es casi una epopeya del desarrollo de México en el siglo XX, auspiciado por la  implantación del ferrocarril en ese enorme país, que dio empleo y esperanza de una vida mejor a cientos de zonas rurales y urbanas.

Trinidad Pineda Chiñas, el protagonista, aparece combativo en la primera parte, como representante de los rieleros, como portavoz de los trabajadores que controlaban las estaciones ante los patronos e incluso el gobierno. Es el hombre que levanta multitudes y lleva la voz cantante en las asambleas, el ídolo de la clase obrera por toda la nación, porque los ferrocarrileros (sic) se convirtieron en el estandarte de todas las reivindicaciones laborales, al ser las estaciones  punto de paso obligado de viajeros, mercancías, negocios e ideas.

Las vías de tren  mexicanas no se construyeron para mejorar la industrialización de México, sino, preferentemente, para exportar materias primas a Estados Unidos por la vía más rápida y rentable, pero sin duda cambiaron el paisaje  y las expectativas de millones de campesinos, secularmente pobres, analfabetos, apegados a costumbres ancestrales, a la lengua y religión indias.

En la segunda parte, Tito, Trinidad, sufre prisión y baja del pedestal de gloria que le encumbra en la primera parte, porque la suerte va y viene, y no siempre los líderes viven en estado de gracia con el pueblo que los vitorea. Un desfile de mujeres lo acompaña en su periplo: su sufrida esposa Sara, su sobrina  Bárbara, su amante Rosa…

Y es que  el protagonista es un ídolo de multitudes, un sindicalista de primera categoría, que lidera la huelga general en toda la nación, pero es egoísta como nadie en sus relaciones familiares, en el amor y en el trato con tantas mujeres que lo adoran. Ellas lo sostienen desinteresadamente, lo cuidan, lo esperan a la salida de la cárcel, abandonando sus obligaciones y sus propias carreras personales por este hombre no demasiado alto ni guapo, ni amable, sólo extremadamente tozudo, capaz de aguantar huelgas de hambre y torturas carcelarias durante años, dotado de un sexto sentido para ser secundado por rieleros, campesinos y obreros.

En la tercera parte, empezamos por el principio en la vida de Trinidad. Conocemos su difícil infancia, la nefasta relación con su padre, la suerte que tuvo al aprender accidentalmente a leer y escribir y a pasar por la estación de tren, donde el jefe de estación lo anima a estudiar, a promocionarse, a trabajar mucho y bien, aprendiendo todos los entresijos de la administración de una estación ferroviaria de mediados del siglo pasado, donde había que controlar a mano las llegadas y salidas de los trenes, así como las listas de viajeros. Después del aprendizaje, contemplamos el enorme esfuerzo personal que tiene que afrontar para crecer profesionalmente. Por último, desfilan las mujeres de su vida, una tras otra, sujetándolo y amparándolo en la desgracia y en los momentos difíciles. En realidad, el éxito de Tito se apoya en el amor infinito de ellas.

Con esta novela, comprendemos  mejor el progreso de México durante el siglo XX, tanto social como económicamente. El paradigma está en un pequeño indio de una aldea olvidada, que se convierte en un líder inmenso, gracias a su talento, su disciplina y su trabajo constante, que desarrolla unas innatas aptitudes  para la comunicación a multitudes, el esfuerzo diario y la negociación ante grandes conflictos.

Literariamente, la autora nos atrapa con sus chispeantes diálogos, con su entronización en el presente en un primer momento, y la vuelta al pasado después.También con su épica descripción de circunstancias familiares, sociales, laborales. El lector cree acompañar a Tito en sus constantes viajes, en la soledad de su estación, en el despego a sus relaciones amorosas.


Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 2005
ISBN: 9788420469836
Número de páginas:512


Autora: Elena Poniatowska (París, Francia, 1932)

Resumen de la biografía de la autora: De madre francesa y padre francopolaco, con ascendencia aristócrata, llegó con su familia  a México a los 10 años. Se siente esencialmente mexicana. Es una extraordinaria escritora y periodista, orgullo de las letras latinoamericanas. Obtuvo el Premio Cervantes 2013

Otras obras de la autora:
"Hasta no verte","Jesús mío" y "La piel del cielo", Premio Alfaguara de novela 2001

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